domingo, 22 de marzo de 2015

La ruptura del reloj circadiano hepático causa diabetes, obesidad e incluso cáncer.

Los investigadores creen que romper el ritmo de los relojes circadianos es una de las razones por la que los trabajadores por turnos experimentan mayores incidencias de diabetes tipo 2, obesidad y cáncer. El reloj circadiano principal del cuerpo, que regula el sueño y la alimentación, se encuentra en el cerebro. Pero otros tejidos del cuerpo también tienen relojes circadianos, incluyendo el hígado, que regula los niveles de glucosa en sangre. 

Cada uno de los relojes circadianos del cuerpo opera en su propio horario para realizar sus funciones necesarias. El reloj circadiano del cerebro, por ejemplo, se establece por la luz y lleva a la gente a despertar en la mañana y dormir cuando está oscuro. Lo ideal sería que todos los relojes del cuerpo trabajaran en sus horarios correctos. Pero cualquier persona sabe que trabajar fuera de las horas normales puede causar que uno de los relojes circadianos pueda salir de sincronía y perturbe el sueño y los patrones de alimentación. 



Numerosos estudios han encontrado que los trabajadores por turnos experimentan mayores incidentes de la obesidad, la diabetes y otros trastornos metabólicos. El riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular y cáncer también es mayor entre esos trabajadores. En 2007, un subcomité Organización Mundial de la Salud declaró que el trabajo por turnos es probablemente carcinógeno. 

El reloj circadiano del hígado se fija por la ingesta de alimentos. Cuando la gente duerme, el reloj ayuda a mantener un nivel constante de glucosa en la sangre; pero hace un pico justo antes de que despierten. Cuando el reloj hepático se desincroniza del cerebro, puede contribuir a desarrollar enfermedades metabólicas.



Por eso el Dr. Resa recomienda tener una regularidad en los horarios para la ingesta, los descansos y el sueño. Debemos tratar de impedir la ingesta desordenada, con picoteos inoportunos o nocturnos. Mantener un horario de sueño adecuado, próximo a las 8 horas y similar a lo largo de la semana. La ingesta debe ser moderada y en tiempos marcados a lo largo del día: desayuno. almuerzo mínimo, comida, merienda mínima y cena.

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